jueves, 10 de junio de 2010

Modigliani

¿Quién gritará su nombre ahora?

Ahogadas las palabras,
ya no quedan héroes, ya no quedan soldados, ya no quedan lideres.
Sumidos en la era de los sin nada, solo quiero cargarlos de algo;
bueno o malo, que importa, me basta.
Una lucha propia, una sed infrenable, una pasión grata.
Una cuestión donde el oficio, la búsqueda de ese rato de libertad y revolución,
no se prostituyan.

¿Quién adora su nombre ahora?

Los quietos y sumidos en el egoísmo nato perpetuado a la inconsciencia consiente.
Mientras los que tenemos sed y no somos prostitutas, Buscamos.
Buscamos esos instantes de libertad, ese segundo de sacio, esa gota de amor.
La fe en la fortaleza, no del puño, del ideal. La creencia de una revolución a sangre caliente,
una mística inapacible, un resquicio de conciencia.

¿Qué es su nombre ahora?

Un aliento en la boca del obrero Fiel. Un amor en los ojos de un hombre,
que se acaba en el puñal frió de la brujería silenciosa, de los músculos insensibles
de la sangre azul, y de los labios aturdidamente violetas.
El talento de los grandes, el perdón de los pecadores, una tierra desbastada,
y reveer mis ejercicios de linea.

¿Quíen es ese nombre?

Es el nombre que encontró como ubicar mis palabras en este momento.